Ya cumplimos los quinientos años de nacimiento. No es que existimos desde hace quinientos años, es que hace cinco centurias hubo el descubrimiento, encuentro o resistencia entre dos mundos. Lo único cierto es que desde ese momento todo fue otra cosa y a partir de ahí se ha ido construyendo un nuevo mundo y,que hemos descubierto, no es el paraíso. Por ahora, en la Cumaná cumpleañera hemos redescubierto la prostitución. Hace algunos años los amigos, con cerveza en mano, nos paseábamos por el comentario de que nuestra ciudad no era cosmopolita, eramos todavía un pueblo, porque se había cerrado el burdel, el único sitio de prostitución de la comarca. Entre risas nos decíamos a lo que hemos llegado.
Hoy con profundo pesar y mucha rabia vemos como la revolución logró renacer la prostitución. Pero de una manera más grotesca y trágica: prostitución infantil
Da pena ver a niñas, no mayores de quince años, en las esquinas de las plazas. No una, no una oveja descariada sino un puñado de niñas que esta crisis humanitaria ha lanzado al ruedo de la ignominia. Con sus ropas desaliñadas, con su estatura menuda, con la mirada perdida y sin futuro, ahora, se venden al mejor postor.
La revolución ha hecho milagros. Logró que Venezuela se convierta en una suerte de tierra arrasada donde la miseria produce paisajes que no deberían existir. Ya no es sólo buscar comida en la basura ahora tenemos una forma mas de degradación y destrucción del futuro.
¡Gracias Chávez!
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